UN LIBRO: Tardes con Margueritte, de Marie-Sabine Roger

Posted by Vero Chamorro on 19 septiembre 2012

Desde el alféizar de mi ventana, la orquídea despliega sus flores recién nacidas. Tienen pétalos sedosos, que brillan al sol. Duran apenas unos 15 días, pero valen el año de espera. Esas flores en la ventana contagian optimismo. Y, lo que es aún mejor, anuncian la llegada de la primavera. 
Casualmente, estos días estuve leyendo una novela que tiene un poco de orquídea: contagia felicidad y, aunque puede parecer un poco simplona, sabe desplegar una belleza efímera pero grata de apreciar. Se trata de Tardes con Margueritte. Cálida, reflexiva, con personajes entrañables y una trama simple pero emotiva, esta historia discurre sin sobresaltos, con una agradable tersura narrativa.
Confieso que, al leer la contratapa, pensé que se trataba de una novela escrita siguiendo una receta de riesgo cero: mezclar (pero no revolver) un hombre tosco, emocionalmente roto, con una ancianita encantadora y un poquitín extravagante. Agregar una pizca de humor y una buena dosis de lectura compartida, y listo: tenemos una historia conmovedora, apta para todo público. Pero en lugar de usar y abusar del cliché, la autora revela toda la trama en las primeras páginas, en una especie de sincericidio que se agradece. Luego no hay golpes bajos, ni abruptos cambios de rumbo: la belleza de esta obra radica en cómo la historia discurre, casi graciosamente, hacia un final que se conoce desde el principio.
Germain y Margueritte se encuentran, casualmente, en el parque. Él, un hombre tosco, casi analfabeto. Ella, una anciana diminuta, culta y gentil. Ambos suelen contar las palomas, un pasatiempo algo inusual que los lleva a trabar amistad. Con el discurrir de las tardes, Margueritte comienza a leer en voz alta algunos fragmentos de novelas que le gustan. Y así, casi sin querer, Germain descubre en los libros un mundo cautivante que lo impulsa a repensar su vida, su modo de relacionarse con la gente que lo rodea, y hasta su forma de amar.
Una novela primaveral, que bien puede levantar el espíritu en uno de estos días fríos, grises y lluviosos que todavía andan rondando por estas latitudes. 

Un lugar: Torcuato & Regina, en Av. Santa Fe 772. Un pedacito de París en Buenos Aires. Desde las ventanas de este bar/bistró se aprecia el Palacio Paz y la Plaza Francia.
Un bebida: té verde con cardamomo, canela y jengibre. Me acompañó durante la lectura y ahora humea en la taza mientras escribo esta entrada. Tiene un aroma delicado y algo dulzón.
Un tema musical: Quelqu'un m'a dit, de Carla Bruni.
Un fragmento: "El problema es que digo lo que pienso con las palabras que he aprendido. Inevitablemente, eso me limita. A lo mejor por eso parezco muy directo, por hablar sin rodeos. Pero, un gato es un gato y un coño es un coño, ¿qué le voy a hacer si existen esas palabras? Las uso y punto. Tampoco es para rasgarse las vestiduras.
Pero también me acompleja. Y no tanto porque de quince palabras que digo, doce son vulgares, sino porque con quince palabras no basta para contarlo todo."

 
 
 

 

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